martes, 24 de marzo de 2009

Romper las aulas de informática

La conexión a Internet llega al 95 por ciento de los colegios e institutos españoles pero no se aplica de forma diaria en la enseñanza


El reto de la educación del siglo XXI es el acceso de los alumnos a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). Pero este camino no transcurre por los videojuegos, las redes sociales y los correos electrónicos; ese trayecto ya lo han hecho los chavales. El reto es que usen todas las opciones que la web 2.0 y la red en general ofrecen para su enseñanza. Sólo es necesario un poco de iniciativa, una pizca de formación y algo de dinero. El resto ya está.
El 95% de los colegios e institutos están completamente 'cableados' (con red o ADSL), un porcentaje mayor que el de las pymes. En Cantabria, Asturias o Melilla llega al cien por cien. Pero esa ventana cibernética no llega al uso diario de los chavales. «Hay que romper con todo esto», comentó José de la Peña Aznar, director del área de sociedad del conocimiento de la Fundación Telefónica, y responsable del último número de la revista 'Telos'.
En las aulas españolas, uno de cada tres alumnos de primaria y secundaria utiliza los ordenadores al menos una vez por semana en el conjunto de las asignaturas. Además, el acceso cotidiano no es posible: sólo uno de cada ocho centros tiene más de diez ordenadores distribuidos entre sus aulas ordinarias, en los siete restantes las computadoras se hallan ubicadas en las llamadas aulas de informática. «Tenemos que romper con estos sitios», comentó el profesor. Una de las opciones es la implantación de wi-fi en los colegios.
Para una mayor implantación de las TIC no sólo es necesaria la voluntad técnica, sino también una preparación teórica. En estos momentos, el uso de las TIC se reduce a la búsqueda de información. No se utiliza para la intercomunicación entre los chavales con sus profesores, para la colaboración fuera del horario escolar o para el trabajo en equipo.
Los maestros tampoco se interesan en las nuevas tecnologías, por temor a quedar en ridículo frente a unos chavales que en su mayoría son nativos digitales. «Es un error. Deberían indagar mucho más», apuntó De la Peña. Sólo se usa como apoyo a la presentación de contenidos. Los maestros reconocen que tienen lagunas para usar estas tecnologías como instrumentos didácticos y como herramientas al servicio del aprendizaje.
De la Peña consideró que una de las soluciones es cambiar el modelo pedagógico. «Apenas hay comunicación entre los profesores y los alumnos», indicó el experto, que abogó por un modelo que permitan a los chicos estar en el mundo real.

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